Los anillos de la NBA se han convertido en objeto de deseo de todos los jugadores profesionales de baloncesto del planeta. En estos 76 años de historia de la mejor liga del mundo, muchos han sido los jugadores que han intentado hacerse con el preciado botín. La joya ha pasado por distintas etapas, desde el diseño simple y austero en los primeros años, a diseños dignos de las principales estrellas del mundo del cine o la música.
Para un jugador de la NBA, el anillo de campeón representa mucho más que un premio. Es la constatación del trabajo bien hecho. Una joya eterna que siempre te va a diferenciar del resto. Esta es su historia
Como en otras competiciones deportivas en Estados Unidos, los integrantes de un equipo campeón, reciben un obsequio que le acredita como ganador del título en disputa. En la NBA, desde la primera edición se decidió premiar a los integrantes de las plantillas campeones del título con un anillo.
La NBA es una de las grandes competiciones deportivas del mundo gracias al estar en continua evolución. El reloj de posesión, el diseño de la zona, la línea de tres puntos…hay múltiples ejemplos de ese afán de cambio continuo de la mejor competición de baloncesto del planeta. Sin embargo, pocos son los elementos relacionados con el juego y la propia competición que han perdurado en el tiempo. Más allá de los 5 jugadores por equipos, los árbitros, los aros, un tablero y un balón, solo hay otro elemento que desde 1947, se ha mantenido con el paso del tiempo: el anillo que reconoce al ganador de cada temporada.
Desde que los Philadelphia Warriors ganaron el título en 1947, cada jugador de cada equipo que se ha proclamado campeón ha visto reconocido su éxito con un anillo que, en su origen, tenía un diseño muy sencillo. Setenta y cinco años después, precisamente los herederos de aquellos Warriors de Philadelphia, los actuales Golden State Warriors, recibieron su anillo de campeón el pasado otoño, con un diseño mucho más ostentoso.
Bill Russell es el único jugador de la historia que cuenta con 11 anillos de campeón de la NBA, pero hay alguien que le supera en el recuento total de joyas anulares: Phil Jackson.
El indiscutible Señor de los Anillos de la NBA fue integrante de las dos plantillas de los New York Knicks que lograron los únicos títulos para la franquicia de la Gran Manzana. Ya como entrenador principal, el Maestro Zen logró 6 títulos como máximo responsable de los Chicago Bull (los Three-Peats de 1991-1992-1993 y 1996-1997-1998). El de Montana, enfrentado al General Manager de los Chicago Bulls, Jerry Krause, se marchó a Los Ángeles para hacerse cargo del proyecto ganador de unos Lakers que contaban con el dúo Pau Gasol-Shaquille O’Neal. Tres triunfos más (2000-2001-2002), una final perdida en 2004 (una de las dos derrotas en las finales en toda su carrera), otra en 2008 y dos nuevos títulos, con Pau Gasol como fiel escudero de Black Mamba, para retirarse a racha en Montana con 13 anillos de campeón en su poder.
El precio de los anillos de campeón de la NBA suele ser bastante misterioso. Desde hace años, los jugadores piden realizar personalizaciones de los anillos que van a recibir. Son las propias franquicias quienes encargan a prestigiosas joyerías el diseño y creación de los anillos, cuyo coste varía cada año.
Como ejemplo, la prestigiosa joyería Baron Championship Rings fue la elegida por los Toronto Raptors para realizar sus anillos de campeones. La franquicia canadiense obsequió a su cuerpo técnico y plantel de jugadores con un anillo valorado en 100.000 dólares, dejando abierta la posibilidad de que los propios jugadores pidieran una personalización. Esta misma joyería fue la responsable de fabricar el anillo de mayor peso de los entregados hasta la fecha(165 gramos), encargado para conmemorar el único título de los Cleveland Cavaliers de LeBron James.
Lo que sí se sabe es cuál ha sido el anillo más caro que jamás se ha entregado. Lo tiene, cómo no, el más grande de todos los tiempos. Michael Jeffrey Jordan. El escolta de los Chicago Bulls, tras sumar su tercer título consecutivo y cerrar el primero de los dos three-peats con la franquicia de Illinois (1991, 1992 y 1993), recibió un anillo formado con diamantes de 50 quilates por un valor de 200.000 dólares.
Como cabría esperar, muchos jugadores ganadores de un anillo de campeón han acabado vendiendolos en casas de subastas o a coleccionistas para superar un mal momento económico, alcanzando precios muy superiores a los de su fabricación. Al final, los propios jugadores que optan por deshacerse de una joya de este valor saben que, pase lo que pase, y aunque no tenga un anillo para lucir en su mano, seguirá siendo campeón.